Lunes 29 de Agosto de 2022

Lunes de la 22° Semana durante el año

Martirio de san Juan Bautista

29 de agosto

Martirio de san Juan Bautista

Memoria

Misa: de la memoria.

Diles todo lo que Yo te ordene.
No te dejes intimidar por ellos

Lectura del libro de Jeremías 1, 17–19

La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
Cíñete la cintura,
levántate y diles
todo lo que Yo te ordene.
No te dejes intimidar por ellos,
no sea que te intimide Yo delante de ellos.
Mira que hoy hago de ti
una plaza fuerte,
una columna de hierro,
una muralla de bronce,
frente a todo el país:
frente a los reyes de Judá y a sus jefes,
a sus sacerdotes y al pueblo del país.
Ellos combatirán contra ti,
pero no te derrotarán,
porque Yo estoy contigo para librarte.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL 70, 1-4a. 5-6ab. 15. 17

R. ¡Mi boca anunciará tu salvación!

Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.

Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío. R.

Porque Tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el vientre materno fuiste mi protector. R.

Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
Dios mío, Tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.




o de la feria:


Les anuncié el testimonio de Cristo crucificado

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto

2, 1-5

Hermanos:
Cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado.
Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante.
Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL 118, 97-102

R. ¡Cuánto amo tu ley, Señor!

¡Cuánto amo tu ley,
todo el día la medito!
Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos,
porque siempre me acompañan. R.

Soy más prudente que todos mis maestros,
porque siempre medito tus prescripciones.
Soy más inteligente que los ancianos,
porque observo tus preceptos. R.

Yo aparto mis pies del mal camino,
para cumplir tu palabra.
No me separo de tus juicios,
porque eres Tú el que me enseñas. R.


ALELUIA Mt 5, 10

Aleluia.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Aleluia.

EVANGELIO

Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja,
la cabeza de Juan el Bautista

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Marcos


6, 17-29

Herodes había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te es lícito tener a la mujer de tu hermano». Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. Su hija, también llamada Herodías, salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le aseguró bajo juramento: «Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino». Ella fue a preguntar a su madre: «¿Qué debo pedirle?» «La cabeza de Juan el Bautista», respondió ésta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: «Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y ésta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

Palabra del Señor.




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