Domingo 8 de Septiembre de 2024
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TIEMPO DURANTE EL AÑO
DOMINGO VIGESIMOTERCERO
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Se despertarán los oídos de los sordos
y la lengua de los mudos gritará de júbilo
Lectura del libro de Isaías
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35, 4-7a
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Digan a los que están desalentados:
«¡Sean fuertes, no teman:
ahí está su Dios!
Llega la venganza, la represalia de Dios:
Él mismo viene a salvarlos»!
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos
y se destaparán los oídos de los sordos;
entonces el tullido saltará como un ciervo
y la lengua de los mudos gritará de júbilo.
Porque brotarán aguas en el desierto
y torrentes en la estepa;
el páramo se convertirá en un estanque
y la tierra sedienta en manantiales.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
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145, 7-10
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R. ¡Alaba al Señor, alma mía!
O bien:
Aleluia.
El Señor mantiene su fidelidad para siempre,
hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor ama a los justos.
El Señor protege a los extranjeros. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.
¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres
para hacerlos herederos del Reino?
Lectura de la carta de Santiago
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2, 1-7
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Hermanos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas.
Supongamos que cuando están reunidos, entra un hombre con un anillo de oro y vestido elegantemente, y, al mismo tiempo, entra otro pobremente vestido. Si ustedes se fijan en el que está muy bien vestido y le dicen: «Siéntate aquí, en el lugar de honor», y al pobre le dicen: «Quédate allí, de pie», o bien: «Siéntate a mis pies», ¿no están haciendo acaso distinciones entre ustedes y actuando como jueces malintencionados?
Escuchen, hermanos muy queridos: ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que lo aman?
Y sin embargo, ¡ustedes desprecian al pobre! ¿No son acaso los ricos los que los oprimen a ustedes y los hacen comparecer ante los tribunales? ¿No son ellos los que blasfeman contra el Nombre tan hermoso que ha sido pronunciado sobre ustedes?
Palabra de Dios.
Aleluia.
Jesús proclamaba la Buena Noticia del Reino,
y sanaba todas las dolencias de la gente.
Aleluia.
E VANGELIO
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Efatá», que significa: «Ábrete». Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor.
En la diócesis de Concordia:
MARÍA INMACULADA DE CONCORDIA, Patrona de la diócesis: solemnidad.
8 de septiembre
María Inmaculada de Concordia
Solemnidad
Pondré enemistad entre tu descendencia y la de la mujer
Lectura del libro del Génesis
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3, 9-15. 20
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Después que el hombre y la mujer comieron del árbol que Dios les había prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?»
«Oí tus pasos por el jardín –respondió él–, y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí».
Él replicó: «¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?».
El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él».
El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Cómo hiciste semejante cosa?»
La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».
Y el Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho esto,
maldita seas entre todos los animales domésticos
y entre todos los animales del campo.
Te arrastrarás sobre tu vientre,
y comerás polvo
todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya.
Él te aplastará la cabeza
y tú le acecharás el talón».
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
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97, 1-4
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R. ¡Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas!
Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas;
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones;
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Éfeso
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1, 3-6. 11-12
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Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo,
para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos
por medio de Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia,
que nos dio en su Hijo muy querido.
En Él, nosotros,
los que hemos puesto nuestra esperanza en Él,
hemos sido constituidos herederos,
y destinados de antemano
para ser alabanza de su gloria,
según el previo designio
del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad.
Palabra de Dios.
Aleluia.
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo,
bendita tú entre las mujeres.
Aleluia.
E VANGELIO
¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
María dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?»
El ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra».
Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.
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