Alégrate, muchacho, mientras eres joven,
y que tu corazón sea feliz en tus años juveniles.
Sigue los impulsos de tu corazón
y lo que es un incentivo para tus ojos;
pero ten presente que por todo eso
Dios te llamará a juicio.
Aparta de tu corazón la tristeza
y aleja de tu carne el dolor,
porque la juventud y la aurora de la vida pasan fugazmente.
Acuérdate de tu Creador
en los días de tu juventud,
antes que lleguen los días penosos
y vengan los años en los que dirás:
«No encuentro en ellos ningún placer»;
antes que se oscurezcan el sol y la luz,
la luna y las estrellas,
y vuelvan las nubes cargadas de lluvia.
En aquel día temblarán los guardianes de la casa
y se encorvarán los hombres vigorosos;
se detendrán las moledoras, que ya serán pocas,
y se oscurecerán las que miran por las ventanas;
se cerrarán las puertas de la calle,
mientras declina el ruido del molino;
cesará el canto de los pájaros
y enmudecerán las que entonan canciones.
Entonces se temerán las cuestas empinadas
y los terrores acecharán por el camino.
El almendro estará florecido,
se pondrá pesada la langosta
y la alcaparra perderá su eficacia.
Porque el hombre se va a su morada eterna,
mientras las plañideras rondan por la calle.
Sí, acuérdate de él antes que se corte la hebra de plata
y se quiebre la ampolla de oro,
antes que se haga pedazos el cántaro en la fuente
y se rompa la cuerda del aljibe;
antes que el polvo vuelva a la tierra, como lo que es,
y el aliento vuelva a Dios, porque es él quien lo dio.
¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet.
¡Nada más que vanidad!
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
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89, 3-6. 12-14. 17
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R. ¡Tú has sido nuestro refugio, Señor!
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos».
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche. R.
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita. R.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos. R.
Aleluia.
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia.
Aleluia.
E
VANGELIO
El Hijo del hombre va a ser entregado.
Temían interrogar a Jesús acerca de esto
Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les resultaba oscuro, de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.
Palabra del Señor.